lunes, 15 de julio de 2013

Un Día como hoy en la historia, 15 de julio de 1799, Se descubre la Piedra Rosetta.


Las tropas de Napoleón invaden Egipto. Entre los militares iba un grupo de estudiosos con el objetivo de recuperar y estudiar los restos arqueológicos. Un teniente de apellido, Bouchard, estaba supervisando unas fortificaciones en Rashid (Roseta) cuando de pronto, por casualidad, se topó con una piedra de basalto negro incrustada en una pared, enterrada en el lodo, esta piedra cambiaría la historia del Antiguo Egipto y del Medio Oriente para siempre.

Piedra Roseta
La piedra de Rosetta es parte de una antigua estela egipcia de granodiorita, con texto grabado que proveyó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios. La inscripción registra un decreto que fue expedido en Menfis en el año 196 antes de Cristo, en favor del rey Ptolomeo V. En el decreto aparecen tres textos: el superior consta de 14 renglones escritos en antiguos jeroglíficos egipcios, el texto medio consta de 32 renglones en egipcio demótico y el texto inferior consta de 53 renglones en griego antiguo.[Sus dimensiones son: 112,3 cm de alto (máximo), 75,7 cm de ancho, 28,4 cm de grosor.

La estela, originalmente expuesta dentro de un templo, fue probablemente trasladada durante el periodo copto de cristianismo primitivo o el medieval, para ser usada después como material de construcción de una fortaleza en el pueblo de Rashid (Rosetta) en la delta del Nilo. Como el primer texto trilingüe conocido, la piedra Rosetta despertaría gran interés público por su potencial para descifrar el idioma egipcio antiguo que hasta entonces no se había podido traducir. Copias litográficas y moldes en yeso circularían entre los museos europeos y estudiosos. 

Llegada de Napoleón en Egipto
Los académicos que napoleón trajo consigo quedaron verdaderamente sorprendidos al describir que tres diferentes lenguas aparecían inscritas sobre la superficie de la piedra, unos misteriosos jeroglíficos en la parte superior, otro texto en una lengua desconocida y en la parte inferior otro texto en griego antiguo. Aunque los dos textos superiores parecían ilegibles, el último era una lengua muy conocida por lo que podía traducirse y así poder descifrar que se ocultaba tras esos símbolos tan extraños.

Batalla del Nilo
Napoleón no tardo en ordenar que se hiciesen copias de los textos de la piedra para que los académicos que se encontraban allí empezasen su estudio de forma inmediata. Pero napoleón no contaba con la ofensiva inglesa en la batalla del Nilo en 1878, tras tres años de asedio los ingleses logran vencer a los franceses y estos tuvieron que entregar todas las antigüedades que habían encontrado durante todos esos años de estudios arqueológicos a los británicos, entre las antigüedades se encontraba la valiosísima piedra Rosetta, la cual fue enviada a Portsmouth y desde allí fue transportada al Museo Británico del cual no ha vuelto a salir, con excepción de algunas ocasiones.

Aunque la piedra brindaba la posibilidad de descubrir pasajes desconocidos de la historia
Jean-François Champollion
antigua de Egipto, Sumeria Babilonia, no sería fácil componer la traducción de las escrituras desconocidas hasta entonces. No sería hasta 1822 cuando Jean-François Champollion anunció en París el descifrado de los textos jeroglíficos egipcios, mucho antes de que los lingüistas fueran capaces de leer con seguridad otras inscripciones y textos del antiguo Egipto. Los principales avances de la decodificación fueron el reconocimiento de que la estela ofrece tres versiones del mismo texto (1799), que el texto demótico usa caracteres fonéticos para escribir nombres extranjeros (1802), que el texto jeroglífico también lo hace así y tiene similitudes generales con el demótico (Thomas Young en 1814) y que, además de ser usados para los nombres extranjeros, los caracteres fonéticos también fueron usados para escribir palabras nativas egipcias (Champollion en 1822-1824).

La estela facilitó el descifrado del cuneiforme y el
demótico egipcio
Más tarde se descubrieron dos copias fragmentarias del mismo decreto, y en la actualidad se conocen varias inscripciones egipcias bilingües y trilingües, incluidos dos decretos Ptolemaicos, como el Decreto de Canopus del 238 a. C. y el Decreto de Menfis de Ptolomeo IV, c. 218 a. C. Por ello, aunque la Piedra de Rosetta ya no es única, fue un referente esencial para el entendimiento actual de la literatura y la civilización del Antiguo Egipto y el propio término «Piedra de Rosetta» es hoy usado en otros contextos como el nombre de la clave esencial para un nuevo campo del conocimiento.

La piedra Rosetta se convertiría en la pieza fundamental que contribuyó a descubrir historia del Antiguo Oriente cercano.

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